Aranceles y Respuestas

El presidente Donald Trump piensa que los aranceles son armas muy poderosas y que la sola amenaza de usarlas provoca efectos perversos que inician con la intimidación y terminan en el sometimiento de los países amagados. 

En palabras de Warren Buffett: “los aranceles son un acto de guerra”.

Pero lo que Trump quiere ignorar, como el avestruz que entierra su cabeza, es que una guerra arancelaria provoca también grandes pérdidas económicas, además de inflación, recesión y desempleo.

Y estas no son meras amenazas. Del 20 de febrero al 10 de marzo de 2025, en tan solo 19 días, el índice bursátil más importante del mundo, el S&P 500, reflejó pérdidas de 5 billones de dólares, equivalentes a 2.5 veces el PIB de México.

Es importante destacar que las mayores pérdidas observadas corresponden a compañías estadounidenses como Tesla, Nvidia, Alphabet, Amazon, Apple, Meta y Microsoft, conocidas como las Siete Magníficas. 

El efecto búmeran está ya presente en el país que ha originado esta perversa y a la vez estúpida guerra comercial.

A pesar de ello, Trump ha ido de las amenazas a los hechos. A partir del 12 de marzo impuso aranceles de 25% a todas las importaciones de acero y aluminio de su país, lo que ha desatado represalias y aranceles recíprocos anunciados por Canadá y la Unión Europea, escalando la guerra comercial con amagos para incluir bebidas alcohólicas emblemáticas, como el bourbon y el champán, que nada tienen que ver con los referidos metales pero que dan una idea del agravamiento del conflicto. México, en cambio, ha decidido esperar, congruente con su estrategia de “cabeza fría”.

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