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No solo se debe prohibir la siembra de maíz transgénico; esta reforma constitucional también debería incluir la prohibición del cultivo de cualquier semilla genéticamente modificada y el uso de glifosato, ya que estos también afectan la agricultura, el medio ambiente y la salud de la población en general.
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha enviado al Congreso de la Unión una iniciativa de reforma constitucional para prohibir la siembra de maíz transgénico en México, con el objetivo de proteger las 59 variedades nativas de maíz originarias de Mesoamérica. Esta reforma propone modificar los artículos 4 y 27 de la Constitución, estableciendo al maíz como un elemento de identidad nacional y prohibiendo su cultivo con semillas transgénicas, promoviendo en su lugar técnicas agroecológicas.
Sin embargo, esta iniciativa podría considerarse limitada, ya que existen otros cultivos genéticamente modificados que también afectan la producción agrícola, el medio ambiente y la salud pública. Un ejemplo es la siembra de soya transgénica en la península de Yucatán, que ha perjudicado a los apicultores de la región.
En los últimos años, la deforestación en la península de Yucatán para ampliar las áreas de cultivo de soya transgénica y el uso indiscriminado del herbicida glifosato han impactado negativamente en la producción de miel y en el hábitat de las abejas, causando daños económicos a los productores y deterioro ambiental en la zona.
La abeja melipona, una especie sin aguijón cultivada por las comunidades originarias de la península desde hace siglos y conocida como la “abeja sagrada maya” por las propiedades curativas y nutricionales de su miel, se ha visto afectada por los cultivos transgénicos y los pesticidas.
Además, la agricultura intensiva, el cambio climático y el uso de plaguicidas han puesto en peligro a las casi dos mil especies de abejas en México, muchas de las cuales están en riesgo de extinción.
Aunque la siembra de granos transgénicos y el uso de glifosato están prohibidos en México desde diciembre de 2020, estos cultivos y prácticas continúan presentes en el país. La fumigación con glifosato, realizada incluso con avionetas y drones, afecta a los apicultores de la península yucateca, disminuyendo las colonias de abejas y contaminando la miel con residuos de este herbicida, lo que impide su comercialización como producto orgánico.
Apicultores del sur de Quintana Roo han advertido que la abeja melipona está en grave peligro debido a la deforestación y las prácticas agrícolas de grupos menonitas, quienes han devastado aproximadamente el 10% de la población de estos insectos.
Leydy Araceli Pech Martín, apicultora maya conocida como la “guardiana de las abejas”, lideró una coalición que logró detener la siembra de soya transgénica por parte de Monsanto en el sur de México. En noviembre de 2020, recibió el premio ambiental Goldman por su lucha contra los granos transgénicos y pesticidas.
A pesar de estas prohibiciones, la siembra de granos transgénicos y el uso de glifosato continúan en México, afectando la producción de miel y la economía de las comunidades mayas. Es necesario que el gobierno tome medidas más enérgicas para detener la deforestación, impedir los cultivos clandestinos de granos transgénicos y la fumigación con glifosato, protegiendo así la producción de miel, los ecosistemas y convenciendo a las comunidades menonitas de detener la tala de la selva en el sur de Quintana Roo.
Por Eduardo Esquivel
Excelente propuesta, Lalo. Habría que hacer una iniciativa ciudadana y enviarla al Congreso, para que se complemente la iniciativa de la Presidenta..
Algo seguro es que ya estamos consumiendo subproductos de cereales transgénicos, tales como los elaborados a partir de soya y las frituras o “chips”
Por otro lado, no es cierto que la productividad con maíz transgénico es superior, esto es importante que se diga para que nuestros productores maiceros no caigan en ese error.